sábado, 17 de septiembre de 2011

Malas Tibetanos


Los malas tibetanos se remontan aproximadamente sobre el año 400 antes de Cristo y cuentan que sus inicios fueron en India y de ahí fueron expandiendose  por todo Asia. Muchas religiones tienen su propio mala pero con nombres diferentes pero la función es prácticamente  la misma, contar oraciones sagradas durante la recitación de oraciones pasando de una cuenta a otra con los dedos.
La palabra mala en sanscrito quiere decir “guirnarla”,  “misbah” para los musulmanes y ”rosario” por los católicos.
El mala fue uno de los primeros utensilios utilizados en la religión budista y en un principio estaban compuestos por  semillas de árbol llamado Bodhi.  En el Tibet se podían encontrar malas compuestos por piedras como el coral, turquesas, amatistas y lapislázuli acompañados de cobre, plata, níquel, bronce o hueso de yak por las propiedades curativas según los creyentes . Hoy en día los podemos encontrar en innumerables materiales y así poder complementarse con los beneficios que aportan dichos materiales.
Se componen de 108 cuentas y los de muñeca que se pueden encontrar de 9,22 o 27 cuentas. Se dice que el número 108 es porque es  el número sagrado que está relacionado con las 12 casas astrológicas multiplicadas por los nueve planetas de nuestro sistema solar y cuando se multiplican dan un total de 108. Los malas de 109 cuentas han de tener una cuenta más grande llamada, cuenta gurú, que es la que indica el inicio y el final de las oraciones del mala.
Los de muñeca de 9,22 o 27 cuentas tienen una finalidad  funcional, para que no colgaran cuando se hacían las postraciones.
Tenemos que tratar nuestros malas con mucho respeto y cuidado ya que es un instrumento sagrado y lleno de energía además de que no es aconsejable dejarlo tocar por personas ajenas ya que es un instrumento meditativo muy personal.